El autor acaba de publicar Los nuevos viñadores, junto con el fotógrafo Estanis Núñez
[PERE ALBEROLA] Hace unos días, Luis Gutiérrez visitó Barcelona (Vila Viniteca) para presentar su libro Los nuevos viñadores (Planeta Libros) y aprovechamos para conversar con el autor, que es el reviewer o crítico de vinos de la revista Robert Parker’s Wine Advocate para España, Argentina, Chile y Jura. Su trabajo, como tal, consiste en catar, catar más, visitar bodegas y a bodegueros, admirar los viñedos y, finalmente, relatarlo todo en la prestigiosa revista norteamericana. Ah… y puntuar los vinos.
DOS AÑOS, 14 VIÑADORES
Aun así, o gracias a ese trabajo, durante los últimos dos años, Gutiérrez ha encontrado el tiempo para escribir el libro en el que retrata a 14 viñadores. Un trabajo conjunto con el fotógrafo manchego Estanis Núñez. Luis Gutiérrez nos habla de la simbiosis entre ambos, mientras firma libros en Vila Viniteca: ”Estanis y yo nos conocemos desde hace más de 30 años y, al principio, cuando viajábamos juntos y me enseñaba las fotos, yo le decía: !tú y yo no hemos estado en el mismo sitio! Porque un fotógrafo ve cosas que tú no ves. Pero, a base de tanto tiempo, ya le voy siguiendo. Ahora le miro y ya veo lo que está pensando fotografiar… la verdad es que nos lo pasamos muy bien, aunque trabajemos como locos”.
La fotografía de paisajes y el retrato son uno de los puntos fuertes de los mejores libros de vino. En este, Estanis Núñez retrata el paisaje de las viñas en suelos arenosos de Gredos; las viñas sobre el suelo blanco de albariza del espectacular pago jerezano de
Macharnudo; las musculosas viñas viejas de monastrell de Jumilla o Alicante; los viñedos riojanos bajo la nieve; terrazas escarpadas con pendientes imposibles en Tenerife, Ribeira Sacra o Priorat… Además, destacan los retratos de los 14 protagonistas: los viñadores labrando con mulas, en la vendimia, en la penumbra de la bodega… El perfil de cada bodeguero incluye al final del capítulo una referencia a algún plato de su zona, como un maridaje tradicional.
Esta selección personal de bodegueros de vanguardia, ilustra las nuevas tendencias en la geografía vitivinícola española. Son solo algunos de los miembros de una nueva generación de viticultores españoles. Es habitual decir que el autor, Luis Gutiérrez, es uno de los prescriptores más influyentes de nuestro panorama vitivinícola, pero también sería acertado decir que su libro, contribuye a la dignificación del buen trabajo en el viñedo, de las variedades autóctonas e históricas, de las elaboraciones más respetuosas, en definitiva, vinos con terroir o terruño.
LOS VIÑADORES EN PARTICULAR
En el libro encontraremos productores biodinámicos de Bierzo o Cava; valencianos que hacen vino en tinajas ancestrales o incluso oxidativos bajo velo flor; variedades autóctonas denostadas, como la mencía del Bierzo o la caíño en Ribeira Sacra, convertidas en vinos prestigiosos y elegantes; garnachas de Gredos ligeras y fragantes; buscadores de vinos olvidados y especiales en Jerez; claretes ecológicos de Ribera del Duero; un gallego que envejece un blanco bajo el mar… entre otros. Algunos de los nuevos y no tan nuevos son: Envínate (Tenerife), Comando G (Gredos), Casa Castillo (Jumilla), Celler del Roure (València), Guímaro (Ribeira Sacra), Eduerdo Ojeda de Equipo Navazos (Jerez), entre muchos otros, hasta catorce.
Luis Gutiérrez presenta un escenario miy diferente del tradicional y confortable mapa del vino español industrializado. Nos da un poco de vértigo. Como se lo ha de plantear el consumidor… por dónde empezar. Él no los explica de otro modo: “Yo creo que vértigo no, ¡emoción! ¡Emoción de tanta diversidad y opciones! Esto puede ser tan complicado como tú quieras, pero tan sencillo como “me gusta, o no me gusta”. Luego te puedes plantear si este vino te gusta más que el otro. O qué vino te gusta más con la paella y cuál con unas chuletillas de cordero”.
‘EL FUTURO ES PASADO’
Es revelador el hecho de que el libro acabe con una máxima, según la cual, el futuro es pasado. Alguna cosa perdimos por el camino que ahora “los nuevos viñadores” del libro recuperan. De hecho, desde El Bierzo, el bodeguero Ricardo Pérez Palacios habla en el libro de estandarización del vino, de excesos de lo industrial y lamenta que en este país nos habíamos limitado a creer que solo podía llegar al excelente un 100% tempranillo con 100% barrica. Luis Gutiérrez habla en su libro de “década oscura de maduración, extracción, madera”. Es de una valentía hoy sorprendente, pero, ¿qué nos llevó a esto? Luis nos lo explica con franqueza: “Pues yo creo que nuestra inseguridad, nuestros complejos, no creer en lo nuestro, el menospreciar lo que tenemos…”
En realidad, el libro destaca esa evolución hacia lo singular, el retorno a lo autóctono, a lo diverso… Pero, por paradójico que parezca, también lo podríamos interpretar como una tendencia del mercado: tras una mejora técnica y tecnológica en las bodegas españolas y de la calidad media de los vinos, ahora toca la diferenciación. ¿Es posible?
DENOMINACIONES DE ORIGEN ANTE LO DIFERENTE
A veces la nueva diversidad topa con los reglamentos, a veces rígidamente burocráticos, de algunas Denominaciones de Origen. En el libro encontramos casos como el del heterodoxo Rafa Bernabé en DO Alicante, que igual elabora un vino “natural” extremo con Moscatel de Ajenadría que una monastrell clásica y profunda, o Pepe Raventós en l’Anoia (DO Cava). Ambos se alejan del corsé de sus Denominaciones de Origen respectivas. Raventós, porque con sus espumosos se quiere alejar de lo industrial. Pepe Raventós cree que en los cavas se debería haber exigido que siempre fueran de añada, un tiempo de crianzas mínimo, viñedos de una mínima antigüedad, menos azúcares en los cavas… Esa búsqueda de lo singular por parte de los nuevos viñadores, según muestran estos casos, se ha topado con un sistema de Denominaciones de Origen que a veces no refleja suficientemente, diluye o no recocnoce algunas variedades autóctonas, la identidad de las parcelas más valiosas o sistemas de elaboración menos o nada convencionales. En el libro está implícito que urge un cambio en el sistema de DO… pero hacia dónde debería ir. “Es muy complejo tener normas que cuadren a todos, el volumen y la calidad rara vez van de la mano. Yo creo que lo que hace falta es algún tipo de diferenciación, o una jerarquía y estructura de calidad”, explica Luis Gutiérrez. “Hace falta sobre todo mirar a la base de la pirámide de calidad, a los vinos más económicos, que sean dignos y que no den mala imagen a la zona. Eso de ¡to er mundo e güeno! ya no va”, añade. “El mundo ha cambiado mucho, el consumidor se ha sofisticado, sobre todo en mercados exteriores”.
UN PANORAMA MUY INTERESANTE
Ante el nuevo horizonte de lo diverso, de lo singular, las parcelas, la importancia de los suelos, el valor de las variedades autóctonas, las vinificaciones y crianzas ancestrales o innovadoras… todo es más sencillo de lo que parece: “Es mejor mirar hacia delante que hacia atrás, y ver lo interesante que está el panorama ahora y lo más interesante que se va a poner. Fíjate lo que ha cambiado esto en solo diez años… ¿qué pasará en los próximos diez? ¡Eso igual si que puede dar vértigo!”
En definitiva, la actitud que nos propone es: “Si te interesa, lo mejor es probar cuanto más mejor, variado en cuanto a zonas, colores, estilos y precios”.Nosotros no podemos catarlo todo… “como igual no los puedes probar todos pues te suscribes al Wine Advocate ¡y ya los cato yo por ti!” Y guiña el ojo, así que reímos un rato con Luis Gutiérrez. Su trabajo hace valer un patrimonio diverso de suelos, variedades y climas a nivel mundial.
Primer capítulo disponible en www.planetadelibros.com