El producto etiquetado como aceite de oliva realmente es un producto procesado que en su composición tiene un 80% de aceite tóxico que se tiene que refinar para hacerlo apto para el consumo humano.
Yo también era de los que pensaba que comprando aceite de oliva era más que suficiente y, pensaba también, que no había que gastarse más dinero en una calidad excesiva y decía para mí, que el virgen extra era para los sibaritas, y no, señoras y señores, qué equivocado estaba. Nada más lejos de la realidad.
Estaréis preguntándoos, porque digo que es la nomenclatura un engaño, me explico, el aceite de oliva sabéis que se diferencia por la calidad en extra virgen, virgen o aceite de oliva a palo seco, todo hasta ahora parece normal. Incluso se puede creer, de hecho, antes de conocer más sobre el producto y su proceso de producción, yo mismo lo creía, que no hay casi diferencias entre los unos y los otros. La realidad, como digo, es muy diferente si lo miramos desde el punto de vista de los beneficios para la salud, el aceite extra virgen es el bono, el virgen tiene algunos defectos, pero es aceptable y el que es de baja calidad y alimenta bien poco es el aceite de oliva a palo seco.
La denominación aceite de oliva se refiere a un aceite que tiene una composición de un 80% de aceite de oliva refinado y un 20% de aceite de oliva virgen o extra. ¿Pero qué es un aceite refinado?
Si no se tiene mucho cuidado en el campo y en el proceso de producción, las olivas se pueden hacer malas por causas meteorológicas, plagas o excesiva maduración entre otras y el aceite que se extrae se denomina aceite lampante y no es apto para el consumo humano, ni para los animales tampoco, que quede claro. Se llama lampante porque antes este aceite se usaba para las lámparas antes de que se descubriera la electricidad, es un aceite tóxico que se ha tenido que tratar con disolventes y exponer en altas temperaturas para hacerlo apto para el consumo. En el proceso se han eliminado todas las impurezas y también a la vez todos los nutrientes, vitaminas y las propiedades beneficiosas que le quedaban a aquel aceite, quedando como resultado una grasa de origen vegetal que no tiene ningún interés nutricional.
A este aceite refinado se le añade un 20% de aceite virgen o virgen extra para darle un poco de color y sabor y ya está conseguido el producto, es decir, y para que quede claro, cuando compráis ACEITE de OLIVA a secas, solo estáis comprando un 20% de aceite bueno, el 80% restante es una grasa vegetal resultado de refinar aquel aceite tóxico.
El aceite de oliva virgen extra es el único aceite que es zumo de fruta, todos los otros son de semillas y es mitad alimento, mitad medicamento, por eso os digo que no os duela gastaros un poco más de dinero en aceite de oliva virgen extra y cocinar tranquila y saludablemente, podéis freír alimentos de manera sana, lo podéis reutilizar porque pierde pocas propiedades y no hace falta que os hable de la diferencia del sabor, que ya la sabéis. En numerosos estudios se ha demostrado que resiste mejor el calor de la freidora porque tiene más ácido oleico, vitamina E y polifenoles que lo protegen de la oxidación.
La perversión en la nomenclatura es clara, si en la etiqueta pone aceite de oliva, el producto que contiene el envase debería de ser aceite de oliva y no una mezcla que lleva solo un 20% del producto que reza en la etiqueta. Sin ningún tipo de duda sería más acertado y más transparente que pusiera en la etiqueta mezcla de aceite refinado y aceite de oliva. ¿Por qué tiene que saber el consumidor que cuando pone aceite de oliva se refiere al hecho que el 80% del producto del envase es un aceite tóxico refinado?
Cuando leáis en prensa o veáis y escuchéis reportajes o post en las redes sociales sobre comer y beber, el aceite de oliva aparece siempre como muy saludable, y es muy normal que no se especifiquen los apelativos virgen o virgen extra, a veces es por falta de conocimiento, pero la mayor parte de las veces es por puro ahorro de palabras o bien, que también abunda demasiado, es contenido creado por la industria y es en esa confusión donde está el gran error. Que, porque no se cambia la ley, que sería una cosa muy fácil, bien, no hace falta que os explique cuál es la relación que existe entre la gran industria alimentaria y los legisladores.
En definitiva, cuando compráis aceite de oliva, poco alimento compráis. Si os queréis beneficiar de las propiedades exclusivas y enormes que tiene el aceite de oliva bueno, nunca compréis aceite de oliva a secas, tiene que ser virgen extra o al menos virgen. Alimentaos bien con aceite de oliva que sea virgen extra, no paguéis bueno por malo. El aceite de oliva virgen o virgen extra es el más caro porque es el mejor, pero como dice Julio Basulto en su libro “Come mierda” * lo que pretendo, no es decir que debéis que comer o que no, sencillamente, es aportar conocimiento para tener criterio a la hora de comprar, comer y alimentarnos.
Clasificación de los diferentes tipos de aceite de oliva
Aceite de Oliva Virgen Extra: es puro zumo de aceituna de primera calidad.
Aceite de Oliva Virgen: zumo de aceituna de calidad algo inferior al extra.
Aceite de Oliva: mezcla de oliva refinado y oliva virgen o virgen extra.
Comprad aceite de oliva virgen extra de nuestras comarcas y disfrutad de la vida
* “Come mierda es como una brújula para evitar el mareo en este mar confuso de oferta despiadada, de malos alimentos, de falsas creencias y mucho aficionado” Julio Basulto